Del mass media, la comunicación y el desarrollo:
anotaciones críticas sobre economía y medios
Haciendo uso de canales como la prensa, la radio
o la televisión, a este tipo organizaciones se les
encargaron labores como las de informar, entretener y enseñar, permitiendo conectividad entre
grupos de personas que fungen como generadoras de información y de mensajes, con otras
que cumplen la función de receptores. Con la primera función, el mensaje que se transportaba
a través de los llamados “Mass Media” originariamente se buscaba suministrar datos en forma
de noticias que posibilitarían la toma de decisiones rápida y oportuna (Zallo, 1988; Herrero
Subías, 2009). Con la segunda función se intentaba recrear la vida de las personas generando
imágenes que rompieran con las actividades rutinarias para recomponer la fuerza de trabajo.
Finalmente, la labor de enseñanza apuntaba a
incorporar en el público receptor nuevos valores sobre la base de la experiencia y los adelantos científicos, que redundaran en un cambio de
actitudes en el largo plazo para incidir en ámbitos como el político y el económico. Sin embargo, más allá del cumplimiento de
todas estas funciones, y de convertirse en meros cronistas de la actualidad (Castells, 1997),
la instauración de los medios en las sociedades
desarrolladas viene desempeñando un papel decisivo en las dinámicas de la producción y el
consumo, merced a la legitimidad como agentes económicos y políticos que les confirió el
adelanto del capitalismo y la democracia liberal. Si hasta hace algunos años las instituciones
habilitadas para la transmisión social de conocimientos eran la familia y la escuela, en unas
cuantas décadas los medios de comunicación
asumieron el papel socializante que antes ocupaban estas instituciones, modificando de paso
las formas de vincularse al mercado, los roles
sociales, las costumbres, etc. Se puede decir que,
fruto de los cambios en el sistema social, la información se ha democratizado y el acceso a la
misma se efectúa con mayor pluralidad, ya que
la información, la imagen, el sonido que antes
eran producto de la ficción, lentamente incorporados a la vida real han pasado a formar parte
del patrimonio cultural de cada sociedad y de la
conciencia de cada individuo.
Cortés, R. (2010). Del mass media, la comunicación y el desarrollo:
anotaciones críticas sobre economía y medios, Palabra Clave, Número 13. Vol. 2, Bogotá, D.C
Actividad de profundización...
Escoge uno de los Mass Media y señala cuáles han sido sus principales aportes al desarrollo de la vida moderna. Posteriormente considera cómo los Mass Media han afectado la vida en comunidad y cuál es su relación con el declive espiritual de nuestra época. Puedes hacerlo por medio de una esquema, elaborando una historieta o realizando una presentación en Power Point.
SEMANA 4: 04 AL 08 DE MAYO
CRISTIANISMO EN LA SOCIEDAD DE CONSUMO. La religión del Consumo.
El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada. Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien". Papa Francisco ¿Por qué a veces nos aburren tanto estas reuniones? Es una pregunta que nos hacemos frecuentemente mi esposa y yo. Y hemos caído en la cuenta de que en estas fechas –y también en otras– el centro de las conversaciones tiene que ver mayormente con el consumo. Se habla poco de arte o de política, o de las personas mismas, de cómo están, de cómo se sienten. El tema gira más en torno a los objetos que se pusieron en la mesa y dónde se compraron; o al rededor de tiendas, modas y "buen gusto", de esos lugares fantásticos en los que se adquieren las cosas maravillosas. Se habla más de ropa que de sensaciones en la piel; más de raquetas que de tenis; más de vinos que del gusto de estar en la mesa. En las fiestas navideñas el asunto se agrava porque la costumbre de los regalos le da legitimidad al tema de la charla. El ser humano –como las plantas, los virus, los animales superiores– han sido siempre consumidores: somos consumidores no solo de cosas, sino de energía. Pero a diferencia de una planta que toma del medio solo lo que necesita para mantener su equilibrio y crecimiento, los seres humanos contemporáneos podemos ya producir mucho más de lo que necesitamos, y según las doctrinas económicas dominantes no hay otra forma de hacer un mundo mejor que manteniendo un crecimiento infinito a partir del crecimiento del consumo. En un informe de World Watch de hace algunos años, afirmaban que el desarrollo económico y político actual se caracteriza, más que por la victoria del capitalismo y la democracia sobre el comunismo, por el consumismo. El consumismo como teoría económica dominante que no necesita justificación: aumentar el consumo siempre es bueno. Pero también como una cultura, como forma de enfrentar la vida de una buena parte de la población mundial, la que puede consumir, desde luego. Consumir, para muchos, ha dejado de ser solo un mecanismo para la vida, convirtiéndose en una parte esencial de la vida. Se vive y se trabaja para poder consumir, en lugar de ser un mecanismo necesario para vivir y trabajar. Fines y medios extraviados. El consumismo es como una droga, porque el consumo enfermizo produce un vacío que el adicto trata de llenar con más consumo. Vaciedad individual, pero que tiene también efectos sociales adversos, contra lo que puedan decir algunos economistas. En principio es generador de inequidad. En el mundo la sociedad de consumo, los que están acostumbrados a niveles altos de consumo, la integran 1.728 millones de personas, el 28% de la población mundial: 242 millones viven en Estados Unidos, 349 millones en Europa Occidental, 120 millones en Japón. 240 millones en China (apenas el 19% de su población), 122 millones en India (12%) y sólo 34 millones en el África subsahariana. En los países industrializados vive el 80% de la población con capacidad de consumo. Para mantener los ritmos de consumo de este grupo de habitantes es necesario que una gran mayoría no consuma más de 2 dólares diarios, porque los recursos no alcanzarían para todos. Mientras el estadounidense medio consume cada año 331 kilos de papel, en India usan 4 kilos y en gran parte de África menos de 1 kilo. El 15% de la población de los países industrializados consume el 61% del aluminio, el 60% del plomo, el 59% del cobre y el 49% del acero del mundo. Se podría seguir y encontrar las diferencias en el consumo energético y muchos otros bienes y servicios. El consumismo está detrás de la destrucción del planeta.
Reflexionemos:
¿Cuáles son mis dinámicas de consumo habituales?
¿He comprado cosas que jamás he llegado a utilizar?
¿Soy consciente de lo que consumo?
¿Qué te motiva a consumir?
¿Cómo crees que afecta las dinámicas de consumo tu espiritualidad?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario