SEMANA 8 Y 9: (1 AL 12 DE JUNIO)
-Iglesia y pobreza: La
iglesia de los empobrecidos.
La Iglesia y los Pobres.
a) Jesús para los pobres.
En el discurso programático con el que comienza Jesús su ministerio en
Galilea 41, manifiesta no solo la conciencia de su ser y de su obra, sino que
también señala los destinatarios privilegiados de su misión: los pobres, y lo
va a repetir el mismo Jesús en la respuesta al Bautista 42. Siempre que Jesús anuncia programáticamente el Reino de Dios, afirma que es una buena
noticia para los pobres 43, a ellos se dirige preferentemente porque son los
que más le necesitan. La llegada de Dios es necesariamente una buena
noticia para los que son tratados injustamente, porque Dios no puede
reinar sino como un rey justo, es decir, manifestando su justicia a favor de
los que están necesitados de ella 44.
Este advenimiento de Dios como providencia amorosa, acogida de excluidos, defensor de los desvalidos, perdón de los pecadores, valedor de
la justicia, se explicita y hace transparente en la persona y acciones de
Jesús. El Reino de Dios es una metáfora para expresar a Dios en acción,
y cuya clave interpretativa es Jesucristo dándose preferencialmente a los
pobres 45.
La novedad del mensaje de Jesús no consiste en la certeza de que estaba
cerca la llegada del Reino, porque esta certeza la compartió Jesús con muchos de sus contemporáneos. La novedad radica en que Jesús promete
el Reino a los pobres. En el corazón del discurso de Jesús sobre el Reino
está precisamente el anuncio de Jesús a los pobres: el Reino de Dios les
pertenece, es para ellos.
Jesús se mueve rodeado de publicanos, ladrones, prostitutas, personas todas ellas despreciadas por las clases más selectas de la sociedad judía 48 ; y
se acerca a los pequeños, los incultos, los que no pueden cumplir la Ley
porque ni siquiera la conocen y por ello son despreciados por los cultos
de Israel 49.
Él acoge a los niños 50 y a las mujeres marginadas por la sociedad judía 51.
También se acerca a los enfermos, leprosos, enajenados, e impuros, considerados pecadores a los ojos de todo judío 52.
Sin embargo, lo que más escandaliza de Jesús no es verle en compañía de
estos desheredados sociales, sino que se sienta con ellos a la mesa. Este
es uno de los rasgos más sorprendentes y originales de Jesús, un gesto
simbólico que viene a significar que el gozo de Dios es que los pobres
y pecadores puedan disfrutar junto a Él y que nadie es excluido de su
relación amorosa. Jesús lo está viviendo ya desde ahora, por eso celebra
con gozo cenas y comidas con los que la sociedad desprecia y margina 53.
No obstante, Jesús se encuentra más próximo a los pobres cuando se
identifica con ellos, y lo hace de la manera más radical en el capítulo
veinticinco del evangelio de Mateo. En él, encontramos una presencia de
identificación especial y voluntaria de Jesús con los pobres, en cuyo servicio y amor Él mismo se siente servido y amado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario